martes, 14 de abril de 2015

La hora del cuento. Cuentacuentos: Los tres cerditos

LA HORA DEL CUENTO: LOS TRES CERDITOS


Para realizar esta actividad de comunicación literaria, me he decantado por la estrategia del cuentacuentos.


Explicación del proceso de elección de la estrategia

En las clases de educación infantil, muchas veces nos apoyamos demasiado en los libros y sus imágenes para contar un cuento, y nos olvidamos un poco de la riqueza de los relatos tradicionales, que sin duda tienen que contarse sin recurrir a los libros.
Narrar un cuento no es fácil porque, desde mi punto de vista, requiere una preparación previa pensada en relación con la edad de nuestros oyentes, elemento que nos puede llevar a necesitar hacer una adaptación del cuento original. Además, cuando se narra un cuento, la implicación personal es muy elevada ya que entre narrador y audiencia se establece una relación muy especial: el narrador tiene que ser capaz de generar imágenes en la mente de los niños y dejar que su fantasía se desarrolle libremente. Si no lo consigue, si nota aburrimiento, caras de poco interés entre los niños, entonces significa que el narrador no ha sabido trasmitir lo que debería y tiene que trabajar más algún aspecto relacionado con la forma de narrar la historia. Hay que tener en cuenta muchos factores a la hora de narrar cuentos y justo por esta razón me pareció interesante cimentarme en la narración de un cuento folclórico muy conocido, para comprobar si podía darle un toque personal que despertara el interés y captara la atención de mis oyentes, sin alejarme demasiando del cuento original.

He elegido el cuento de los tres cerditos, pero he buscado la versión original. El origen de esta historia no es muy cierto pero el cuento de los Tres Cerditos se publicó por primera vez en Gran Bretaña en el año 1890. Apareció en una colección de leyendas y de cuentos de hadas bajo el título de English Fairy Tales editada por Joseph Jacobs (1854-1916). El mismo Jacobs acreditó a James Orchard Halliwell, como el autor de la historia titulada TheStory of theThree Little Pigs (1849). No se sabe si Halliwell creó la historia o simplemente llegó de generaciones anteriores.
Pero, parece ser que fue Joseph Jacobs quien recopiló el cuento en su libro e hizo la primera adaptación para niños. Me he basado en la versión de este autor para realizar la actividad de cuentacuentos, ya que se trata de una versión distinta de la que la mayoría de los niños - y de los adultos -conocen, porque habla de previsión, cautela, pillería, más que de los clásicos tópicos hermanos pequeños vagos contra hermano mayor trabajador. Además presenta un toque un poco más agresivo respecto a la versión normalmente contada en clase, ya que el lobo se come a los dos hermanos cerditos, el pequeño y el mediano.
Considerados estos aspectos, y para que el cuento pueda ser disfrutado en su totalidad, creo que debería ser contado a niños de 3º de educación infantil, de 5-6 años de edad.

Por lo tanto, después de la lectura la versión en inglés de Joseph Jacobs, disponible en el link: http://www.sacred-texts.com/neu/eng/eft/eft15.htm y que se puede encontrar también en español (título: La historia de los Tres cerditos publicada por Anaya 2003, ilustrada por de Xan López Domínguez; traducción de Fernando Santos), he realizado algunas pequeñas adaptaciones para que resulte más cercana y atractiva para los niños.

A continuación, el cuento que he narrado a mis compañeras durante la sesión presencial.


El cuento de los Tres Cerditos narrado a mis compañeras


ÉRASE UNA VEZ una cerdita de avanzada edad que tenía tres hijos. Estos cerdos se hacían cada vez más grandes y fuertes y su pobre mamá, ya muy mayor, no tenía ni recursos ni fuerzas suficientes para seguir cuidando de sus tres hijos, así que un día les mandó a que se buscasen la vida por el mundo. Les dijo:

- Hijos, ya sois mayores, id a buscar vuestra suerte y tened siempre cuidado. Recordad: ¡No os fieis del Lobo Feroz!

Los cerditos pensaron que lo primero que tenían que hacer era construirse una casa para protegerse del lobo y fue, sin duda, una buena idea. Cada uno de los tres cerditos era diferente y pensó en hacerse una casita con distintos materiales.

El cerdito pequeño se encontró en su camino con un granjero que llevaba un carro lleno de paja, y le dijo:

- Por favor, señor, ¿me podría dar paja para hacerme una casita?

El granjero le dio la paja y el cerdito se construyó una casa. La paja era blanda y se sujetaba con facilidad, así que el cerdito pequeño terminó muy pronto y se puso a jugar que era lo que más le gustaba.

El cerdito mediano se encontró en su camino con un carpintero que llevaba un carro lleno de madera y le dijo:

- Por favor, señor, ¿me podría dar madera para hacerme una casita?

El carpintero le dio madera y el cerdito se construyó una casa. El cerdito mediano terminó su casita con rapidez y se fue a buscar bellotas, que era lo que más le gustaba.

El cerdito mayor se encontró en su camino con un albañil que llevaba un carro lleno de ladrillos y le dijo:

- Por favor, señor, ¿me podría dar ladrillos para hacerme una casita?

El albañil le dio ladrillos y el cerdito se construyó una casa. El cerdito mayor tardó bastante más que sus hermanos en construir su casa, porque los ladrillos pesaban pero al final tenía una casita muy fuerte y resistente. Puso incluso una chimenea para poder asar bellotas y hacer caldo de zanahoria. No tuvo tiempo ni de jugar ni de buscar bellotas porque nada más acabar su casita…

Detrás de un árbol grande apareció el lobo, rugiendo de hambre y gritando:

– Cerditos, ¡os voy a comer!
Cada uno se escondió en su casa, pensando que estaba a salvo, pero el Lobo Feroz se encaminó a la casita de paja del hermano pequeño y en la puerta aulló:

– ¡Cerdito, ábreme la puerta! – No, no, no, no te voy a abrir. – Pues si no me abres… ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré!

Y sopló con todas sus fuerzas, sopló y sopló y la casita de paja se vino abajo. Y el Lobo Feroz se comió al cerdito pequeño.

El Lobo, que todavía no había comido lo suficiente se fue corriendo a la casita de madera del hermano mediano y en la puerta aulló:

- ¡Cerdito, ábreme la puerta! – No, no, no, no te voy a abrir. – Pues si no me abres… ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré!

Y sopló con todas sus fuerzas, sopló y sopló y la casita de madera se vino abajo. Y el Lobo Feroz se comió también al cerdito mediano.

El Lobo Feroz, que no podía saciar su hambre, se fue lo más rápido que pudo a la casita de ladrillos del hermano mayor y en la puerta aulló:

- ¡Cerdito, ábreme la puerta! – No, no, no, no te voy a abrir. – Pues si no me abres… ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré!

Y sopló con todas sus fuerzas, sopló y sopló y volvió a soplar con todas sus fuerzas, pero la casita de ladrillos no se vino abajo. Cuando entendió que la casita de ladrillos era muy resistente y que no podría derribarla, dijo al cerdito:

- Cerdito, yo conozco un sitio donde hay un precioso campo de patatas.
- Ah, sí y ¿dónde?
- Oh, en el campo de Doña Almudena. Si mañana por la mañana estás listo, puedo venir a buscarte e ir juntos, así podremos coger muchas patatas para prepararnos una comidita rica, rica.
- Muy bien, estaré listo, ¿A qué horas vendrás a buscarme?
- A las 6.

El cerdito, que era muy inteligente, se levantó a las 5, se fue a recoger las patatas y a las 6 ya estaba de vuelta en casa. Cuando el Lobo Feroz llegó, se puso al lado de la puerta y dijo con voz amable:

- ¿Pequeño cerdito, estás listo?
- ¡Sí, sí, estoy listo! Ya he ido al campo, he vuelto y ya tengo la olla llena de patatas para cenar.

El Lobo Feroz se enfadó mucho pero estaba convencido de que tarde o temprano, encontraría la forma de comerse también a este cerdito, así que dijo:

- Cerdito, yo conozco un sitio donde hay un enorme manzano, que rebosa de exquisitas manzanas.
- Ah sí, y ¿Dónde?
- En el jardín de Don Pedro y, si esta vez no me engañas, mañana a las 5 vendré a buscarte así podremos ir juntos y recoger un montón de manzanas.
- Vale, dijo el cerdito.

Al día siguiente el cerdito se levantó a las 4 y se fue a recoger las manzanas, esperando poder llegar a su casita antes de que el lobo fuera a buscarlo. Pero justo cuando estaba bajando del gran manzano con su mochila llena de manzanas, vio que estaba llegando el lobo. Muy asustado, el cerdito se quedó subido en el árbol. El lobo le dijo desde abajo:

- Pequeño cerdito, ¿qué estás haciendo aquí tan pronto? ¿Están ricas las manzanas?
- Sí, sí, riquísimas - contestó cerdito - te voy a tirar una.

Y tiró la manzana tan lejos que mientras que el lobo iba a recogerla, él aprovechó para bajarse del árbol y llegar corriendo a su casita, donde se volvió a encerrar para estar seguro.

El Lobo estaba cada vez más furioso pero seguía pensando que de alguna forma conseguiría comerse al cerdito. Así que al día siguiente volvió a la casa del cerdito y desde la puerta le dijo:

- Cerdito, hay una feria en la ciudad esta tarde: podríamos ir juntos.
- Oh sí, yo iré sin duda. ¿A qué hora estarás listo?
-A las 3 - contestó el lobo.

Como hizo las otras veces, el cerdito fue a la feria antes que el lobo y compró un barril. Mientras estaba volviendo a casa, vio que el Lobo estaba llegando. Rápidamente el cerdito se metió dentro del barril para esconderse e hizo que rodara colina abajo con él dentro. Casi atropelló al lobo, que se asustó tanto que salió corriendo sin ni siquiera ir a la feria.
El lobo se fue a la casita de ladrillos a contarle al cerdito lo que le había pasado y el miedo que tuvo al ver que una cosa enorme casi lo atropella. El cerdito dijo:

- Ah, ¿te he asustado, verdad? He sido yo que, en la feria, compré un barril gigante y cuando te vi, me metí dentro y lo hice rodar colina abajo.
El Lobo estaba furioso, pero tan furioso que le dijo sin más:
- ¡Ahora mismo te voy a comer!!!

El Lobo Feroz subió al tejado para entrar en la casita de ladrillos a través de la chimenea. El cerdito, vio por la ventana lo que estaba haciendo el Lobo Feroz. Y dio la casualidad que el cerdito tenía el fuego de la chimenea encendido porque se estaba cocinando una sopa de zanahoria en una enorme olla. Así que levantó la tapa de la olla y el lobo, al bajar por la chimenea, cayó dentro quemándose un montón. Se fue corriendo de la casa de ladrillos, lo más rápido que pudo mientras el cerdito le gritaba:

- Yo soy un listo cerdito y tú un lobo que se va llorando con el culete frito.

El Lobo Feroz jamás volvió a aparecer por allí y el cerdito vivió feliz pudiendo jugar, recoger bellotas y hacerse caldos de zanahorias todas las veces que quiso.

... y aquí se acaba este cuento, como me lo contaron os lo cuento.


Cómo lo haría delante de los niños

Para la narración de este cuento no creo que haga falta inventar algún tipo de narrador especial, así que simplemente lo narraría en tercera persona.

Lo primero que haría antes de empezar la narración sería una pequeña introducción. Como he mencionado anteriormente, es un cuento que dirigiría a niños de 5 años, entonces les preguntaría directamente si conocen al cuento de los Tres Cerditos. Por supuesto que la respuesta sería: "SÍ". Y me esperaría que muchos de ellos añadiesen frases como: "Ya nos lo sabemos... es de niños pequeños...es aburrido...". Yo les diría que les voy a contar la verdadera historia de los Tres Cerditos, una historia distinta a las que ellos han oído o visto en los dibujos, la que se cuenta sólo a mayores como son ellos, así que seguramente los niños empezarían a demostrar curiosidad e interés y finalmente, les preguntaría si quieren oír la verdadera historia. Ellos ya están dispuestos a la escucha y les propongo que se sienten todos en el suelo en semicírculo, a mí alrededor para tener yo el espacio necesario para escenificar alguna acción o gesticular mejor durante la narración.

Al principio empleo la clásica formula "Érase una vez" y sigo narrando el cuento cuidando mucho la entonación, vocalizando y hablando despacio para que se me entienda bien, con un volumen de voz normal porque al principio del cuento no hay motivo para hablar con ritmo acelerado o con un tono alto.
Los cerditos son muy amables cuando piden a quien se encuentran por su camino el material que necesitan para construir sus casas. La primera subida de tono es necesaria cuando aparece en la escena el lobo por primera vez, en este caso intento cambiar también el timbre de voz imitando al Lobo Feroz, porque se sabe que un lobo hambriento tiene una voz espantosa.
Pongo voz asustada cuando los cerditos no quieren abrir la puerta y voz enfadada y más fuerte cada vez queel lobo habla. Pero subrayo la voz delicada que intenta poner el lobo para engañar, con sus artimañas, al tercer cerdito.

Creo que es muy importante ser expresivo en todo momento y la cara del narrador debe acompañar cada palabra o gesto con una expresividad acorde a lo que se está contando, porque de otro modo no se puede llegar a conectar con los niños. Los ojos comunican mucho, así como la gestualidad corporal (manos y boca) sin necesidad de exagerar desmesuradamente en los movimientos.

Las pausas son necesarias para crear un clima de expectación, y dejar a los niños unos pocos segundos en los cuales sean ellos que se adelanten a los acontecimientos e imaginen lo que podría pasar. Por ejemplo, hago una pausa de unos segundos en el momento en que el lobo derrumba las casitas para preguntar a continuación: "¿Y qué pasó?" Las pausas ayudan también a los niños a "descansar" después de una situación que advierten como peligrosa o que les puede asustar, como una forma para asimilar lo sucedido y prepararse para lo nuevo que está por venir.

Establecer un diálogo con los niños es fundamental para que se sientan involucrados en el cuento y participen activamente en su desarrollo. Por lo tanto el instrumento"preguntas" es muy útil por un lado como medio para romper un estado de ánimo, cambiarlo rápidamente y volver a un estado precedente, creando una dinámica muy activa. Por otro lado las preguntas deben hacerse en el momento adecuado, siguiendo el hilo de la narración. Hablando de los cerditos, les puedo preguntar: "¿De verdad le gustan las patatas a los cerdos? ¿Y se hacen sopas de zanahorias? ¿Qué más comen?".
Se pueden repetir las preguntas cuando ya ha pasado algo y los niños saben que volverá a pasar, o al revés, no se lo esperan y nuestra respuesta les va a sorprender.Este cuento da mucho juego al respecto. Por ejemplo, después de que el lobo consigue entrar en la casa de paja, pregunto: "¿Qué pasó?" Ellos responden: "El cerdito pequeño se escapa". "¡Noooo! el lobo se lo come de un solo bocado" digo yo. Otra vez el lobo entra en la casita de madera y vuelvo a preguntar: "¿Qué pasó?" y todos dicen:El lobo se comió al segundo cerdito". Y yo: "Pues sí, pobrecito, se lo comió de un solo bocado". Y así seguimos cuando se nos presente la situación apta para abrir un pequeño diálogo.
Este cuento se basa en la regla del tres, es decir que repite una situación parecida tres veces, dando mucho juego a la hora de hacer preguntas. Lo mismo pasa en la siguiente escena, cuando es el cerdito mayor que se enfrenta al lobo con su astucia e inteligencia, tanto que se pueden repetir las preguntas: " ¿Qué hizo esta vez el cerdito? ¿Qué hizo esta vez el lobo?, etc.

Otra forma de involucrar a los niños es pidiendo que colaboren en la narración con sonidos o gestos. Cuando el lobo intenta por todos los medios derribar la casita de ladrillo, se les puede pedir a los niños que soplen fuerte, más fuerte para ver si la casita se viene abajo. Aunque esto significaría ponerse del lado del lobo, los niños lo disfrutarían sin más.

Intentaría reproducir algunas onomatopeyas cuando sea posible, cuando el lobo aúlla o toca con fuerza a la puerta, o cuando el cerdito rueda dentro el barril, por ejemplo.

La conclusión está acompañada por una frase que me he inventado, que hace rima, con el propósito de ser graciosa para que los niños acaben con una sonrisa. Finalmente la narración se concluye con una típica frase: "...y aquí se acaba este cuento, como me lo contaron os lo cuento".

Posteriormente, pasaríamos a la fase en la cual los niños expresarían sus opiniones sobre el cuento y, por supuesto, le haría preguntas para animarles a compartir sus experiencias:

- ¿Os ha gustado el cuento?
- ¿Qué parte os ha gustado más?
- ¿Os parece que el cerdito mayor ha sido listo?
- ¿Cómo habría podido engañarlo mejor el lobo? ¿Se os ocurre algo?
- Y después que sugieran qué podría haber hecho el lobo, tomando cada idea que surja como ejemplo: ¿En este caso qué habría podido hacer el cerdito?
-¿Me contáis si alguna vez habéis tenido ideas brillantes para solucionar un problema o salir de una situación complicada?
- Dadme ejemplos de situaciones difíciles y nos inventamos juntos cómo salir de ellas.

Y muchas más...personalmente enfocaría las preguntas de "reflexión" sobre la idea fundamental de que es positivo que a todos se nos ocurran ideas geniales o prácticas para escaparnos de acontecimientos negativos o peligrosos, sin centrarme en el hecho que los otros dos cerditos han sido comidos por su ingenuidad y falta de capacidad para buscar recursos. Se trata de que sigan imaginando después de que el cuento haya acabado.


Cómo lo hice delante de mis compañeras

En el taller cooperativo de la sesión presencial, he narrado el cuento a mis dos compañeras María y Carmen Martínez.
Desde el principio les anticipé que iba a contarles una versión menos conocida del cuento de los Tres Cerditos e hice mi introducción como si fueran alumnos de 5 años, como expliqué en el párrafo precedente.

He hecho preguntas para involucrarlas en la narración, he intentado cuidar mi entonación y mi expresividad, pero en el ambiente de clase donde se desarrolló la práctica, es evidente que no se puede entrar totalmente en el papel del narrador, como creo que haría delante de mis alumnos de educación infantil. La misma disposición de las mesas es un obstáculo a la hora de contar un cuento, porque impide moverse con naturalidad o realizar gestos y tampoco se puede jugar mucho con las voces de los personajes para no molestar a los demás.
A pesar de estos aspectos limitantes, mis dos oyentes han seguido con interés la narración del cuento, llegando a sorprenderse en más de una ocasión ya que no conocían esta versión del cuento y no se esperaban que pasaran ciertos acontecimientos: que el lobo se comiera los dos cerditos, que el lobo quisiera comerse al tercero intentando engañarle y que el cerdito respondiera a sus trampas con astucia e inteligencia.
He contado el cuento de principio a fin, cambiando algún pequeño detalle sobre la marcha porque al ser un relato oral es normal improvisar o añadir detalles cuando se considere oportuno dado que los oyentes demuestran más interés.
Quizás en algún punto he ido demasiado rápido en la narración pensando que no podría acabar, porque estaba un poco preocupada por la falta de tiempo. Sin duda, habría tenido que hacer alguna pausa más, aspecto que no olvidaré cuando se me presente la ocasión de narrar el cuento a niños.
Una vez concluida la narración, he contado a María y Carmen que había modificado el final ya que, en el cuento original, el lobo cae desde la chimenea en el calderón del cerdito y este último hace sopa con el lobo dentro y se lo acaba comiendo. La verdad es que me parecía un final un poco macabro y al mismo tiempo, un poco raro ya que normalmente los cerdos no comen lobos, sino al revés como sucede en la realidad.
A mis dos compañeras les ha parecido muy adecuado este cambio, además me han confirmado que le ha gustado mucho mi narración.


Forma en que me he preparado

Para prepararme la estrategia de cuentacuentos, lo primero que hice fue documentarme sobre la versión más antigua y original que pude encontrar de los Tres cerditos. Una vez leída la historia en inglés, he redactado la adaptación cambiando muy pocos elementos:

- He puesto nombres españoles a los lugares donde el lobo quiere atraer con el engaño al tercer cerdito, llamándoles el campo de Doña Almudena y el jardín de don Pedro.
- He cambiado el campo de nabos, por campos de patatas porque es una hortaliza con la que los niños están familiarizados.
- En el cuento original, el cerdito pequeño se construye su casa y enseguida va el lobo y se lo come; el cerdito mediano se construye la casa y se presenta el lobo. En este caso he optado para mantener más claros los tiempos y la "regla de tres": primero se hacen de uno en uno su casita y luego el lobo ataca a los cerditos uno detrás del otro.
- Cuando el cerdito mayor va a la feria, digo que compra un barril porque en la versión original se habla de una vasija muy grande de metal para hacer mantequilla, un objeto que los niños no conocen muy bien.
- El cambio más importante ha sido el final del cuento, como he explicado anteriormente.

Una vez redactado el cuento, lo he leído en voz alta para ver más o menos el tiempo que se tardaría en leerlo y tener así una idea general. A continuación, he ido pensado en qué puntos haría pausas, en cuales estaría bien hacer una pregunta y de qué tipo, en cuales podría crear un clima de expectación, dónde sería necesario dar otra voz enfurecida al lobo, etc. He ido marcando estos puntos y luego he ensayado la narración del cuento de forma oral, sin mirar mis apuntes.

Autoevaluación

La experiencia realizada en clase ha sido muy útil para hacer práctica constructiva de los tres instrumentos para narrar cuentos. Desde luego ahora tengo una idea mucho más clara de cómo las tres estrategias pueden ser empleadas en educación infantil y, para obtener un óptimo resultado, ninguna de las tres puede ser improvisada en clase sin tener un conocimiento previo de la historia que se va a contar.

Por lo que afecta a mi autoevaluación, considero que la preparación previa del cuento ha sido fundamental para conseguir una buena narración. Creo que he tenido en cuenta aspectos fundamentales de la técnica del cuentacuentos, intentando interactuar con mis receptores imaginando que eran niños de 5 años. He conseguido captar su atención y su interés y he realizado una narración entretenida, divertida y amena sin olvidar el hilo principal, respetando los momentos de introducción, nudo y desenlace pero sin dejar de aportar un toque personal.

Espero los comentarios de mis compañeras: María, la cual ha narrado, con libro, el cuento: "Todo problema tiene solución", y Carmen que ha leído el cuento "Todos sois mis favoritos.



Bibliografía, consultada en abril 2015:


He encontrado imágenes antiguas del cuento en inglés de autor desconocido, con ilustraciones muy bonitas de Leslie Brooke (1862-1940). Merece la pena echarle un vistazo:





7 comentarios:

  1. Muy buena entrada Elisa.

    Primero comentarte que llevaste muy bien preparado tu cuento de los tres cerditos, me gusto mucho la manera que tuviste de contarlo y como lo trasmitiste. Se notó que llevaste muy bien aprendida la historia y además te preocupaste en todo momento por dar una entonación adecuada según se requería, dando expresividad a tu voz y generando interés y atención.

    Particularmente hiciste una muy buena entrada diciendo:” Voy a contaros el cuento de los tres cerditos, pero es la versión de mayores”, ya que despertaste mucho interés e intriga de cómo sería esa nueva versión.

    Creo que las modificaciones que hiciste del cuento estaban muy bien ajustadas para los niños de esa edad. Además me gusto aprender esa versión de los tres cerditos a mí también :)

    Enhorabuena por tu trabajo Elisa.

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  2. Hola Elisa.

    Creo que el cuento que seleccionaste fue muy adecuado para el recurso del cuentacuentos, pues se trata de un cuento folclórico, que al fin y al cabo, ha llegado a nosotros por vía oral de generación en generación. Es cuento específico para ser contado, por eso creo que has acertado de pleno.

    Otra cosa que vi muy apropiado fue que no utilizaste ilustraciones, y gracias a ello potenciaste nuestra imaginación, pues nos íbamos imaginado cada escena en nuestra mente según ibas contándonoslo.

    Además la estructura que utilizaste fue lineal, de fácil comprensión, aunque quizá un poco largo en alguna parte.

    Utilizaste onomatopeyas, repeticiones, que creo que son fundamentales, y además variaste el final del cuento adecuadamente, pues supiste adaptarlo a los niños sin destruir lo esencial (el lobo huye despavorido, en vez de ser devorado por el cerdo).

    Me gustó mucho como modulaste la voz, el ritmo, los gestos, y como fuiste capaz de recrear las distintas voces de los personajes, convirtiéndote en lobo y en cerdito casi al mismo tiempo. Así por ejemplo elevabas la voz para indicar sorpresa, cuando venía el lobo, o cuando el propio lobo intentaba aterrorizar a los cerditos.

    Otra de las cosas que supiste introducir fue la fórmula de entrada y la fórmula de salida.

    También me pareció muy correcto que nos lanzaras preguntas para hacernos partícipes de la historia

    La verdad que me gustó mucho tu actividad, se notaba que habías preparado mucho pero sí que en cierta parte igual llevabas un poco memorizado el cuento, retándole un poco de espontaneidad.

    ¡Un saludo!

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  3. Hola Elisa,

    me parece muy original la versión de tu cuento de “Los tres cerditos”. No la conocía, por lo que gracias a tu trabajo, aprendemos todos.

    También valoro mucho, como parte de la actividad de este bloque, la preparación del cuento que teníamos que contar/ leer en clase, y tú, te la has trabajado mucho, y eso es importante de cara a nuestra futura actividad cómo maestras.
    Además de elegir un cuento en función de la edad de los niños que tenemos en el aula, es muy importante la elección de la estrategia que vamos a utilizar y llevar a clase el cuento bien preparado.

    Me hubiera gustado escuchar tu cuenta cuentos. Parece que lo hiciste muy bien, lo recreaste de manera muy personal pero siguiendo la estructura lineal, el estilo directo y utilizando onomatopeyas y repeticiones.
    También utilizaste fórmulas de entrada y salida de la narración e interactuaste con los niños, haciéndoles preguntas, lo que ayuda a crear un ambiente mágico en “la hora del cuento”.

    Enhorabuena por tu trabajo, Elisa! Y gracias por compartirlo.

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  4. Una entrada perfecta, Elisa. Enhorabuena.

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